Dios Padre,
Ya no busco problemas en donde el rey es el licor, el sexo y la vagancia… Ya no busco problemas hablando con los impíos, ni tratando de enseñar a los incrédulos…
Ellos son Padre como elefantes atados a su pierna, no entienden que no es cobardía, es humildad…
De esa humildad que me enseñaste Dios Padre, de esa humildad que exalta Tu nombre y que reduce al tropiezo llamado hermano puesto en mi camino, no porque seamos diferentes, sino porque servimos a dos fuentes diferentes…
Ellos se sirven a sí mismos, mientras yo Te sirvo a Ti Dios Padre.
Amén
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